El Capital inicial
OLVÍDATE DE LOS CREDITOS BANCARIOS Y LAS SUBVENCIONES como principales fuentes para financiarte.
Según declaraciones de la ATA a finales de 2011, el 80% de autónomos encuentra dificultades para tener financiación bancaria, y a la mitad se le deniega. Por otro lado las subvenciones son escasas y generan una falsa sensación de seguridad que retrasa la entrada del emprendedor en el “mundo real”. Esto no quiere decir que aquí se acaba tu proyecto de emprendimiento, ni que no debes utilizar estas, sino que es preferible plantearte un plan financiero sólido, que diversifique las fuentes de obtención del capital inicial y, una vez más, ser creativo.
Algo básico a tener en cuenta para ellos es que difícilmente alguien financiará el 100% de tu proyecto. Normalmente si no arriesgas algo de dinero propio (proveniente del ahorro, liquidación de inversiones o anticipada de la prestación por desempleo, venta de propiedades) tu propuesta perderá solidez frente a posibles inversores.
Suele recomendarse que al menos el 40% del capital inicial provenga de recursos propios, o aportados por tu familia, o amigos; pero cuídate de no contar como parte de ese dinero, el que necesitarás para tus gastos básicos.
Disponer adicionalmente de la suma necesaria para cubrir tus gastos personales o familiares durante, al menos, 2 años es vital para no verte obligado a cerrar tu negocio por falta de recursos propios de subsistencia. Desde luego estos son consejos orientativos para un entorno seguro e ideal.
Otras fuentes de capital a valorar son:
- las sociedades de capital riesgo, de avales o inversores privados;
- la incorporación de nuevos socios valorando la conveniencia o no de incorporar a estos como agentes decisorios en tu negocio;
- los business angels o inversores ángeles, que proporcionan no sólo financiación, sino también apoyo y acceso a contactos a nuevos emprendedores, fundamentalmente en el sector tecnológico y de Internet.
- adicionalmente a las citadas fuentes, puedes explorar la financiación oficial de entes autonómicos, estatales o supranacionales como la Unión Europea,
- preferiblemente de manera marginal como recomendábamos, los créditos bancarios o personales y las subvenciones.
Un último consejo: no olvides como parte de tu plan de financiación incorporar un capital para asumir los costos de esta, y de los riesgos financieros para afrontar impagos y morosidades; así como determinar muy bien en que utilizarás tu capital. Hacerlo para generar ventas y un buen balance de caja, es una de las mejores inversiones en el primer momento.