Antes de crear tu negocio es importante conocer las distintas opciones jurídicas que tienes, estudiar sus características y determinar qué figura se ajusta mejor a tus necesidades. También ocurre a menudo que en el devenir empresarial tengas que ajustar la forma de desarrollar el negocio, instrumentalizar alternativas o compatibilizar diversas formas de actuación.
No existe una decisión fácil para determinar con total precisión el tipo de forma jurídica más adecuado para constituir tu empresa, pues depende de una serie de factores económicos, personales y comerciales. Pero sí hay ciertas pautas y criterios que te pueden ayudar a la hora de elegir el tipo de sociedad que mejor se adecúa a tus necesidades. No es lo mismo abrir una tienda, realizar actividades profesionales al por menor o tener que construir una nave, haciendo uso de créditos bancarios de acuerdo con varios socios. En muchos casos sucede que se opta por lo más sencillo y con el paso del tiempo, si las cosas van bien, se acaba haciendo una sociedad mercantil.
Bajo mi punto de vista estos son los criterios que se deben tener en cuenta y los que deberían tener poca importancia o ninguna.
1.- Criterios que tienen importancia al decidir entre ser autónomo o constituir una sociedad mercantil.-
a) Responsabilidad patrimonial: La principal desventaja del empresario individual respecto a la S.L. es su responsabilidad ilimitada, ya que responde con su patrimonio personal por las deudas frente a terceros, mientras que la SL, como su nombre indica, es de responsabilidad limitada y por tanto sólo responde con el patrimonio de la sociedad. Los intentos de limitar la responsabilidad de los autónomos con figuras intermedias no han quedado claros. Por otra parte, cualquier crédito bancario suele exigir garantías que empiezan por el mismo emprendedor. No hay que olvidar en este punto la posible vinculación de la pareja en las responsabilidades.
b) Costes de gestión: el coste de gestoría suele ser bastante más bajo en el caso de los autónomos que en el de las SL debido a que sus exigencias contables y mercantiles son menores. Además, desde la aprobación de la tarifa plana, durante los dos primeros años la cuota de seguridad social de autónomos es bastante más baja en el caso de un empresario individual que en el de una SL, lo que se traduce en un ahorro de 4.200 euros como mínimo.
c) Acceso a financiación bancaria: las sociedades limitadas tienen en principio una mayor facilidad para acceder a créditos bancarios, ya que las cuentas de estas formaciones empresariales son más claras y precisas, por lo que el hecho de ser una S.L siempre dará mayor confianza económica. Ahora bien, en ambos casos al final lo que es fundamental es el aval o garantía.
d) Imagen empresarial: las SL ofrecen una imagen más profesional, de empresa más grande y solvente, por lo que a nivel comercial muchas veces son la opción más indicada. Para trabajar con clientes de envergadura o el sector público es mejor una S.L.
e) Si se quiere tener socios.- Cuando el proyecto empresarial se hace con otras personas lo más adecuado es hacerlo a través de una sociedad mercantil. De ese modo se asignan los porcentajes que corresponden a cada cual, lo que determina con claridad el poder de gestión y el reparto de beneficios futuros.
f) Depósito de valor.- Uno de los elementos más inadvertidos cuando se analiza una sociedad mercantil es su capacidad para servir de centro de acumulación de valor. Todo lo que sea acumular clientes, personal preparado, productos desarrollados, imagen de marca..., todo será más fácilmente transmisible vendiendo las participaciones a un tercero.
g) Contratación de trabajadores.- Para un autónomo en una edad madura, con la jubilación próxima, la legislación actual favorece un nulo coste laboral cuando se deja de ejercer la actividad, lo que no ocurre en el caso de una S.L.
2.- Criterios que no deben ser relevantes al decidir entre ser autónomo o constituir una sociedad mercantil.-
a) Constitución de la empresa: los trámites y costes de constitución como autónomo son muchos más baratos y sencillos que los de una S.L. y el proceso es mucho más rápido, se puede hacer en un único día mientras que una sociedad puede demorarse entre 5 y 30 días. Dicho lo anterior, el coste aproximado de hacer una S.L. es 500€, y la vida es muy larga, 30 días no es nada. Si lo que se va a hacer es una consultoría o un trabajo puntual lo mejor es darse de alta como autónomo y luego darse de baja.
b) Aportación económica: la creación de una SL exige aportar un capital social de 3.000 euros, mientras que como autónomo no es necesaria ninguna aportación. Ahora bien, ese capital social hay que depositarlo en el banco, obtener el resguardo correspondiente y a continuación se puede disponer de él para los gastos e inversiones del negocio. Por otra parte, ¿hay algún negocio que exija una inversión inferior a 3.000€?
c) Impuestos: el autónomo tributa por el IRPF, que es un impuesto progresivo, de manera que con grandes beneficios el tipo a aplicar es mayor que en el caso del impuesto de sociedades, que es un impuesto con tipos fijos, en concreto del 25%. A partir de unos 35.000€ de beneficio se paga más como autónomo que como S.L. Pero la pregunta que hay que hacerse es si queremos que todo el beneficio salga de la sociedad o si es necesario que buena parte se quede dentro para financiar inversiones futuras, costes de rescisiones de contratos de trabajadores, dotación de reservas para momentos peores...porque si es así las cuentas son otras e impredecibles.
En todo caso, sea la que sea la actividad empresarial, seas autónomo o sociedad mercantil, te debe acompañar un buen gestor y un nutrido grupo de asesores especializados en los variados temas que te vas a encontrar.
¡Mucha suerte y ánimo!